viernes, 2 de noviembre de 2007

Rescate


Abre los ojos y sólo ve el cielo azul ante sí. ¿Está muerto al fin? Pero no, poco a poco sus sentidos se aclaran. Se oyen voces. Se siente el frío... y el dolor. Entonces lo asalta el recuerdo de lo ocurrido. Su revelación, la tormenta, su caída, la muerte que no llega...
- Parece que está vivo, pero muy débil mi señor.
El rostro barbudo de un guerrero se recorta contra el cielo.
- ¿Como os llamáis? ¿Cuál es vuestro nombre? ¿Me oís?
El rostro se da la vuelta y mira hacia algún punto que el caballero no puede distinguir.
- ¿Qué hacemos con él, mi señor?
Una voz enérgica y dura contesta:
- Socorrerlo, por supuesto. Lo llevaremos con nosotros.
El caballero nota como lo desentierran y lo depositan con cuidado en una improvisada camilla. Él preferiría quedarse allí y dejarse morir, pero está demasiado débil para resistirse.
Mira a su alrededor. Hombres a caballo. Pendones brillantes, un león de oro en campo de sinople. Armaduras relucientes, rostros severos. Uno de los jinetes se cubre con un manto con capucha verde, que oculta su rostro al caballero.
El esfuerzo ha sido demasiado. El caballero se desvanece mientras nota como su camilla se desliza sobre la nieve.